La evangelización de América dictó el sentido de las Leyes de Burgos de 1512 y también el esfuerzo de muchos eclesiásticos, que encontraron en la música una forma ideal para ganar el espíritu de los pueblos indígenas. Maestros de capilla, partituras e instrumentos cruzaron entonces el Atlántico en un camino de ida y vuelta que transformó a los pueblos conquistados, pero también a los conquistadores. Raúl Mallavibarrena y su Musica Ficta hacen repaso de algunos de los grandes maestros de la polifonía española, como Morales, Victoria, Guerrero o Lobo, cuya música se ha encontrado luego en catedrales y archivos americanos. A su lado, figura el portugués Gaspar Fernandes, que trabajó en Guatemala y México, componiendo incluso alguna obra en lengua autóctona. El Hanaqpachap Cussicuinim, en quechua, es por su parte la primera obra polifónica editada en América: la publicó el franciscano Juan Pérez Bocanegra en 1630.