Poca necesidad habrá aquí de presentar al Cuarteto Casals, salvo quizá decir que sigue con su imparable marcha triunfal, cosechando nuevos premios. Su programa promete: las Metamorfosis nocturnas de Ligeti fueron una pieza clave de cuanto éste escribió en Hungría. Sus doce breves secciones coquetean con un motivo de cuatro notas una y otra vez variado o “metamorfoseado”. El principio de la variación también está presente en los últimos cuartetos de Beethoven y de Shostakóvich, en los que ambos compositores se enfrentan de un modo personal a la muerte.