Entre las partituras que se conservan de la capilla de música que la Universidad de Salamanca tuvo en el setecientos está la transcripción de dos sinfonías “del Señor Charles Stamitz”, un interesante vestigio de una poco documentada práctica instrumental. A ellas se contraponen en este concierto varias obras coetáneas de Mozart, entre ellas el conocido Divertimento K. 522, una auténtica parodia de los repetitivos arquetipos formales de composición tan abundantes a finales del XVIII, rebosante del buen humor y la genialidad del músico de Salzburgo.