La Guerra de los Treinta Años causó desolación y destrucción en todo el entorno centroeuropeo, y a ese momento histórico se asocia con frecuencia una música honda, oscura y penitencial, pero los compositores del tiempo también hallaron momentos para plasmar el goce sensual en sus obras. Un Schütz recién regresado de Italia plasmó este espíritu en sus hermosos madrigales a cinco voces, y algunos de sus discípulos, como Schein y Albert, lo extendieron. Música profana de la Alemania protestante en las voces de Cantus Cölln, un conjunto que lleva años transitando incansable el Seicento.