Elisabeth Leonskaja, la gran dama del piano de hoy, empieza y termina su concierto con dos obras clave en la producción bachiana: la fascinante Fantasía cromática y fuga –que valdría ella sola para desmentir a quien niega los afectos en la música instrumental del Cantor- y el Concierto italiano. Entre ellas, dos compositores rusos que representan también generaciones y estilos distintos de una música que hubo de pasar también por momentos críticos de adecuación a la realidad. Las Variaciones sobre un acorde de Schnittke son más bien una sucesión de acordes con leves variaciones que ejemplifican muy bien su dominio del gesto. Y la Sonata nº 2 de Shostakóvich –escrita tras su evacuación del sitio de Leningrado- una rareza y una sorpresa.