En la Francia barroca causaban furor las Lecciones de tinieblas que iglesias y conventos presentaban durante Semana Santa en una dura competencia por conseguir a los mejores compositores y cantantes. Marc-Antoine Charpentier fue uno de los más requeridos: de él han sobrevivido 31 lecciones de tinieblas, aunque seguramente escribió más. Al frente de sus Talens Lyriques, Christophe Rousset, gran intérprete de la música del grand siècle, trae el conjunto escrito en 1680 para el monasterio femenino de Port Royal.