Los milagros de Santa María se difundían con gran celeridad a través del Camino de Santiago y eran transmitidos oralmente entre los peregrinos, pero también se plasmaban en manuscritos y servían de tema para innumerables cantos medievales, como los recogidos en las Cantigas de Santa María que Alfonso X mandó recopilar en el siglo XIII, colección que constituye uno de los grandes monumentos de la música monódica en el occidente medieval.