Un concierto muy proporcionado y equilibrado, en el que nos adentramos en las profundidades del Schubert más dramático, las que se advierten en los doce lieder elegidos, sin duda auténticas obras maestras, que nos adelantan los trágicos frutos finales. A su lado, los siete de Wolf nos revelan originalidades armónicas de procedencia wagneriana, cromatismos de singular valor. Los más raros de Busoni, que no fue liederista consumado, nos informan de algunos aspectos de la “nueva estética” que este creador defendía y que quedan contenidos en el Lied des Mephistopheles, extraído de su ópera Doktor Faustus.