Nos sumergimos en un proceloso, a veces turbulento, apasionado mundo amoroso para escuchar dos voces timbradas y cálidas, soprano y barítono, trasuntos muy probables de dos almas gemelas y generosas, las de Clara Wieck y de Robert Schumann, que vivieron una relación, al principio imposible, más tarde plena y maravillosa. La que determinó la enorme inspiración del músico, que, sobre todo en el año de gracia de 1840, corría a raudales y creaba obras maestras día tras día. Resumen y síntesis de esa inspiración y de ese estilo muy bien pueden ser los tres lieder del ciclo Frauenliebe und Leben.