Jordi Savall al frente de su Hespèrion XXI nos ofrece uno de los repertorios que mejor conoce y domina: las folías del Antiguo y Nuevo Mundo. La folía, que etimológicamente significa “loco”, fue en sus inicios un baile de campesinos, tal y como reconocían Gil Vicente o el propio Francisco de Salinas. Sin embargo, con el paso del tiempo, se fue transformando en una composición compleja que exigía un gran dominio técnico, alejándose cada vez más de sus orígenes rurales para entrar a formar parte de la música aristocrática.