En 1993, el compositor y director de orquesta germano Hans Zender estrenó su particular visión del Viaje de invierno schubertiano. Sin embargo, Zender no se limitó a sustituir la parte de piano por una orquesta de cámara de lo que muchos consideran la cumbre cíclica del lied romántico, sino que creó algo nuevo, en parte alejado del original. La crítica reaccionó en su momento dividida. ¿Blasfemia? ¿Pequeña genialidad de quien ya había grabado la integral de las sinfonías de Schubert y conoce su música? Vaya a donde vaya el viaje zenderiano, suscita la polémica. Quién sabe lo que ocurrirá en Madrid.